Aquí, en Córdoba, es típico por estas fechas encontrarte puestos de caracoles en las calles (hay unos 18 puestos repartidos entre las distintas barriadas cordobesas), donde te los ofrecen cocinados de varias maneras diferentes. Una manera es ésta, en salsa picante; otra forma de comerlos es el caracol en caldo, tambien picante.
En un día normal, Córdoba consume más de dos toneladas de caracoles. Y es que si hay algo más cordobés que un perol, el flamenquín, el salmorejo o el sacrosanto rabo de toro, eso son los caracoles.
-500 g de caracoles
-3 tomates
-2 cebollas
-30 almendras
-4 dientes de ajo
-1 guindilla
-1 cucharada de pimentón
-1 hoja de laurel
-Azafrán
-Aceite
-Sal
Tendremos los caracoles limpios y cocidos (este es un trabajo arduo y complicado, porque habremos de dejar los caracoles en ayunas un par de días. Luego hay que meterlos en agua con sal y vinagre, para que vayan soltando las babas. Esto habrá que hacerlo todas las veces que haga falta, hasta que dejen de soltar las susodichas babas).
Para la salsa ponemos aceite en una cazuela plana. Troceamos las cebollas y los tomates que tenemos pelados y loa añadimos a la cazuela. Fileteamos los ajos y lo echamos a la cazuela, junto con la hoja de laurel y la guindilla. Salamos y cocemos todo durante 20 minutos.
Cuando la salsa esté hirviendo, incorpora el azafrán y el pimentón. Trituramos la salsa, añadimos los caracoles y mezclamos bien.
Machacaremos las almendras en el mortero y las añadimos a la cazuela, mezclaremos y dejamos cocer a fuego lento otros 10 minutos.
Sacamos los caracoles a una fuente y servimos.